Tras el amor llega el comienzo de la vida en común. A partir de ahora, saber convivir, ser feliz y hacer feliz al otro son los verdaderos retos.
La pareja "políticamente correcta" sólo existe en el mundo de la ficción. Los enfados son inevitables en la convivencia diaria.Saber enfadarse es un arte; ya dijo Aristóteles que cualquiera puede enfadarse. Eso es fácil. Pero enojarse en el grado debido, en el momento adecuado, por el motivo justo y de la manera correcta. . . eso no lo es tanto.Pelearse es, a veces, lo mejor que una pareja puede hacer por su relación. De hecho, la ira, si se expresa de manera adecuada, parece inmunizar contra el deterioro.La regla de oro para que el enfado sea positivo es no insultar ni herir. Hay que evitar que entre dos que se quieren, se interpongan palabras irreparables.Un enfado puede ser como una tormenta que descarga la tensión y purifica la atmósfera.La pasión y el entusiasmo con el que algunas parejas discuten parece alimentar sus interacciones positivas todavía más. No hay que olvidar que tras la tempestad viene la calma y las reconciliaciones suelen ser momentos muy dulces.Corta el "efecto bola de nieve" antes de que aparezca. Toma conciencia de lo rápido que escapan a tu control los pensamientos negativos acerca del otro. El rencor crece y enseguida se produce este efecto que arrastra un descalificativo detrás de otro.No dejes que los reproches cojan impulso.Comunicarse con el cuerpoLa comunicación entre la pareja va mucho más allá de las palabras, pues con ella también puedes entenderte a través del cuerpo. Las palabras sólo ocupan el 7% de la comunicación habitual. De hecho, enviamos constantemente señales a los demás, invitando o rechazando, y nuestro cerebro analiza en segundos los mensajes que nos lanza el otro inconscientemente.Conforme va madurando la relación sexual, ese código de señales se convierte en un lenguaje exclusivo y personal. Esos guiños de complicidad, apenas perceptibles por otros, nos hacen sentirnos más unidos, pues compartimos un alfabeto propio.En el terreno del amor, mandan los sentidos. El código silencioso de los gestos y el tacto de los amantes es mucho más elocuente que cualquier palabra. La vida en pareja es una gran oportunidad de desarrollo personal. Como decía D.H. Lawrence, "la fusión en un sólo ser de dos seres separados, gradualmente cumplida a lo lago de una vida, es la obra más grande que se puede realizar en el tiempo".? El amor languidece con el aburrimiento como una planta mustia. Reavivar el deseo con imaginación y fantasía es una buena medida para mantener la pareja y, disfrutar de una relación que nos hace crecer."Ama y haz lo que quieras", decía San Agustín. El amor es expansivo, el miedo retrae. Reinventa la pasión y deja volar a tu imaginación sin recortarle las alas.
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