Córdoba es Historia con mayúsculas. Y es que las huellas de los pueblos romano, árabe y cristiano se dejan notar en sus calles, en sus monumentos, en sus edificios ? Todo un regalo para la vista y que bien merece la pena visitar (una, dos, tres ? veces). Un buen comienzo es el puente romano, cuyos 16 arcos se alzan sobre el Guadalquivir. Construido en la época de Julio César fue reconstruido por los árabes y remodelado en el siglo XIX. Desde el puente se contempla el Alcázar de los Reyes Cristianos, un recinto que ha sido capilla, cárcel y baños.No hay que perderse las Caballerizas, el Museo Arqueológico ni la Casa del Potro, donde el visitante puede sumergirse en la atmósfera de una vivienda del siglo XIV. El paseo puede continuar por el Palacio de Viana, que en la actualidad es el Museo de los Patios. Los patios son uno de los elementos más conocidos y típicos de Córdoba y en este recinto se pueden visitar una docena, todos preciosos.Sin dudarlo, el plato fuerte de esta capital andaluza es la Mezquita. Bella por dentro y por fuera. En el exterior, al viajero le aguardan naranjos y acequias. Y en el interior, uno se queda maravillado por esos 365 arcos de estilo árabe que sostienen la catedral cristina. Todo un símbolo de unión entre culturas.