Munich, la fascinante capital bávara, se ha convertido con el paso de los años, en uno de los puntos turísticos más atractivos del continente. Combina de manera fascinante el ambiente metropolitano con el encanto regional, y cuenta con una gran oferta de ocio y cultural.Sin lugar a dudas, el símbolo de la ciudad es la iglesia Fraunkirche (Iglesia de Nuestra Señora), con sus dos torres simétricas. La Plaza "Marienplatz" es el centro geográfico y social de Múnich. Hoy en día está dominado por el ayuntamiento neogótico, en cuya torre resuena a diario el carillón dando puntualmente la hora.La Peterskirche es la más antigua y pequeña iglesia de la ciudad. A pocos metros el Viktualienmarkt ofrece un pintoresco conjunto de coloridas flores y verduras frescas.No debemos perdernos la vista del casco histórico desde Ludwigstrasse, con la loggia del Feldhernhalle en el centro, la iglesia barroca Theatinerkirche a la derecha, el Residenz a la izquierda y al fondo las torres gemelas de la Frauenkirche. El jardín del Residenz, la residencia real, ofrece una visión bellísima.Para los que busquen ir de compras, una de las mejores opciones es pasarse por Maximilianstrasse y sus alrededores, donde se encuentran los grandes nombres de la moda mundial. En grandes almacenes como Kaufhof, Hertie y Karstadt se puede descubrir una variada oferta de todo tipo de productos.Después de una buena caminata por la ciudad, qué mejor que tomarse un merecido descanso disfrutando de la mejor cerveza del mundo en la cervecería más famosa del mundo; Hofbräuhaus (Am Platz 9), fundada por el Duque Guillermo V. En tres estancias diferentes -despacho de cerveza, terraza interior y salón de fiestas – se garantiza un ambiente festivo. Otras de las cervecerías más populares son Augustiner-Keller y Löwenbrau.No podíamos olvidarnos del Festival anual de la cerveza, que empieza a mediados de septiembre y dura hasta el primer domingo de octubre, atrae anualmente desde 1810 a miles de personas. Los monjes de Munichen comenzaron a elaborar la cerveza, que llamaban pan líquido, para poder seguir trabajando pese al frugal menú de la cuaresma. La cerveza es una religión en Alemania, y particularmente en Munich. Cada año, la Oktoberfest convierte la ciudad en una gran cervecería, cubierta de carpas por todas partes, para consumir cinco millones de litros en los quince días que dura el festival.