Disfrutar del Ribeiro y su territorio es un placer que bien merece la pena el viaje a las tierras del Miño. Desde Castrelo do Miño y Ribadavia hasta más allá de Cortegada deambulan el río Miño y sus afluentes: el Avia, el Arnoia y el Deva. Hay un paisaje dominante en estas hermosas comarcas orensanas; los pinos, los castaños, los robles y los poco apreciados eucaliptos arropan las viñas que crecen por las laderas y se asientan en bancales.Ribadavia y Celanova son las dos poblaciones más importantes. La primera, capital del Ribeiro, tuvo una importante población judía y conserva su estructura de calles estrechas en el casco antiguo, buenas casas con miradores, varias iglesias románicas y los restos de un castillo del siglo XV con más aire de palacio que de fortaleza. En Rivadavia, el Pazo de Esposende (Tel. 988491891) se presenta como una buen opción de alojamiento y ofrece la posibilidad de disfrutar de su restaurante, aunque en la zona hay suficientes establecimientos del ramo donde degustar sus famosos vinos y quesos, un buen ejemplo es O Pucheiro (Tel. 988470621).A muy poca distancia, hay lugares interesantes como Castromao, que conserva restos de habitáculos celtas y romanos o Vilanova dos Infantes, con su trazado medieval apiñado en torno a la torre del castillo.Al paso por los pueblos, muchos de ellos mínimos, hay buenos ejemplos de la casa tradicional de piedra con escalera exterior que sube hasta la balconada de la primera planta: arriba la vivienda y abajo el establo. En núcleos importantes como Cortegada, Arnoia, Castrelo do Miño o Ribadavia, la mayoría de las construcciones han perdido el aspecto campesino.La impronta de los indianos, regresados a principios o mediados de este siglo de Argentina o Venezuela, se aprecia en las casas con empaque y palmera, rodeadas de muros que encierran el jardín, emparrado y la huerta. También son típicas las iglesias rodeadas de pequeños cementerios en los que no faltan las flores y los cuidados: San Salvador, en Arnoia, San Miguel, en Valongo, el Santuario do Cristal, en Vilanova dos Infantes o el de Santa Comba de Bande.En la época de la vendimia, a finales de septiembre, es cuando las viñas son el centro de la actividad en toda la zona.