En esta zona marinera de Galicia la vida es dura, pero está llena de magia y de leyendas. La fascinante Costa da Morte es una franja de mar con personalidad propia. Aquí se encuentra el Cabo Finisterre, considerado desde la historia remota como el punto más occidental de Europa y, durante siglos, el Fin del Mundo. Este cabo es también uno de los más peligrosos puntos en el mundo para la navegación. El Petonciño y la Centola han destrozado en trágicos naufragios barcos de toda índole y procedencia.La mítica leyenda del término de la Tierra y del comienzo del Mare Tenebrosum originó especulaciones sobre el más allá y motivó la visita de peregrinos de todas las condiciones y credos. Hoy siguen llegando visitantes a Finisterre para disfrutar del gran espectáculo de la inmensidad oceánica.El pueblo del Fin de la Tierra es una típica villa marinera de estrechas callejuelas que descienden hacia el mar. En el centro está el puerto. Desde aquí, los excelentes mariscos y pescados son llevados a sus típicas tabernas.No es ningún secreto que en Galicia se pueden saborear los mejores mariscos y pescados del mundo. Además de la búsqueda del Finis Terrae, los turistas que visitan la villa van buscando sus famosas mariscadas. Gran cantidad de restaurantes se disponen a lo largo del pueblo. Uno de los más prestigiosos es Tira do Cordel (C/ San Roque, 1. Tel: 981740697), su especialidad son, por supuesto, los pescados y mariscos, entre los que destaca la lubina a la sal.Fisterra ofrece también el ocio de la turística playa de Langosteira, las desconocidas playitas de Riveira y Corbeiro y el solitario arenal atlántico de Mar de Fóra. Además, en la carretera que conduce hacia el Faro se encuentra el Crucero y la Iglesia de Santa María de Fisterra, de base arquitectónica del siglo XII, declarada conjunto histórico-artístico en 1985.Entre arenales y acantilados se encuentra el valle de Duio. Es en este lugar donde está emplazado el pequeño Hotel Dugium** (C/ San Salvador,1 – Fisterra 15155 A Coruña. Tel: +34 981740780 – hoteldugium@hotmail.com ). El viajero que se acerque tendrá que hacerlo con idea de abandonar las prisas, porque aquí podrá dejar pasar tranquilamente el tiempo, dejarse perder por los caminos cargados de leyendas, mitos y naufragios.